Cuando se habla de Funciones de la Evaluación, normalmente, se entiende al uso que se hace con la información recogida por el evaluador. La mayoría de los autores reconocen entre dos o tres funciones, como Scriven (1967) establece la distinción entre formativa y sumativa a las dos principales funciones del proceso evaluativo; posteriormente Stufflebeam (1972) sugirió la distinción entre evaluación proactiva, sirve a la toma de decisiones, y retroactiva, sirve para delimitar responsabilidades.
Es por ello que la evaluación tiene múltiples y diversas funciones dependiendo de los fines o intereses que esté orientada; o sea, el para qué de la evaluación. En este blog nos limitaremos a mencionar algunas de ellas:
Diagnóstica: Los conocimientos previos al plan de estudios que tiene el alumnado, creando una síntesis de aciertos y desaciertos que sirven a la autoridad educativa para orientar las acciones académicas al mejoramiento de la educación.
Formativa: Sirve para conocer los aprendizajes que el alumno esta teniendo durante su proceso educativo.
Sumativa: Sirve para conocer los aprendizajes que el alumno obtuvo al final del proceso educativo.
Instructiva: Es un proceso que debe producir una síntesis de los indicadores de la puesta en práctica del currículum.
Educativa: Sirve para que el docente conozca cómo es percibido su trabajo por sus iguales, por el estudiantino y por las autoridades académicas.
Autoformadora: Se cumple cuando la evaluación ofrece lineamientos para que la persona responsable de la docencia oriente su quehacer académico, sus características personales y para mejorar sus resultados.